CHICUELO & MARCO MEZQUIDA – “DEL ALMA” A MENORCA EL 27È JAZZ FESTIVAL

El Menorca Jazz Festival vuelve a ser testigo de un hito: otro sold out, otro público entregado, otro capítulo en la historia de una alianza musical que desafía etiquetas y géneros. Desde Conexión hasta No hay dos sin tres, y ahora Del alma, la trilogía que comenzó casi por azar encuentra su cierre con un trabajo que respira autenticidad, frescura y el placer del juego musical.

Cuando Chicuelo desliza los primeros acordes de Najando, la noche se enciende. Son bulerías, pero no solo eso: es un diálogo febril entre la guitarra y el piano, una conversación en la que cada nota responde a la anterior con urgencia y emoción. Mezquida es un explorador incansable, su piano lo lleva del flamenco al jazz, de la música clásica al folclore mediterráneo con una soltura pasmosa. Y en el centro de este torbellino, la percusión de Paco de Mode, marcando el pulso como un corazón latiendo con fuerza.

El viaje continúa con Carrer del perill, una rumba vibrante y juguetona que convierte el escenario en una fiesta. De ida y vuelta nos traslada a un territorio inesperado, donde un vals cubano se desliza hacia la bulería sin previo aviso. Y cuando Chicuelo inicia De seda y miel, el aire se llena de melancolía hasta que la pieza muta en un funk brasileño que nadie vio venir.

El público, hipnotizado, sabe que la noche se acerca a su fin cuando llegan las bulerías de Alalimón. Aquí la música es puro instinto, la guitarra y el piano se persiguen, se retan, se celebran. Y entonces, cuando la energía está en su punto más alto, El faro de los deseos apaga la llama con una balada que nos devuelve a la tierra.

El aplauso es unánime, inagotable. Nadie quiere irse, porque lo que hemos presenciado no es solo un concierto: es la culminación de un viaje que empezó hace años con una conexión inesperada y que hoy se cierra con un abrazo musical lleno de magia.

Crónica y fotos: Antxon Castresana

El Menorca Jazz Festival vuelve a ser testigo de un hito: otro sold out, otro público entregado, otro capítulo en la historia de una alianza musical que desafía etiquetas y géneros. Desde Conexión hasta No hay dos sin tres, y ahora Del alma, la trilogía que comenzó casi por azar encuentra su cierre con un trabajo que respira autenticidad, frescura y el placer del juego musical.

Cuando Chicuelo desliza los primeros acordes de Najando, la noche se enciende. Son bulerías, pero no solo eso: es un diálogo febril entre la guitarra y el piano, una conversación en la que cada nota responde a la anterior con urgencia y emoción. Mezquida es un explorador incansable, su piano lo lleva del flamenco al jazz, de la música clásica al folclore mediterráneo con una soltura pasmosa. Y en el centro de este torbellino, la percusión de Paco de Mode, marcando el pulso como un corazón latiendo con fuerza.

El viaje continúa con Carrer del perill, una rumba vibrante y juguetona que convierte el escenario en una fiesta. De ida y vuelta nos traslada a un territorio inesperado, donde un vals cubano se desliza hacia la bulería sin previo aviso. Y cuando Chicuelo inicia De seda y miel, el aire se llena de melancolía hasta que la pieza muta en un funk brasileño que nadie vio venir.

El público, hipnotizado, sabe que la noche se acerca a su fin cuando llegan las bulerías de Alalimón. Aquí la música es puro instinto, la guitarra y el piano se persiguen, se retan, se celebran. Y entonces, cuando la energía está en su punto más alto, El faro de los deseos apaga la llama con una balada que nos devuelve a la tierra.

El aplauso es unánime, inagotable. Nadie quiere irse, porque lo que hemos presenciado no es solo un concierto: es la culminación de un viaje que empezó hace años con una conexión inesperada y que hoy se cierra con un abrazo musical lleno de magia.

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Crónica y fotos: Antxon Castresana