A los 19 meses, Helen Keller perdió la vista y el oído a causa de una enfermedad. Aún así, en 1904 se convirtió en la primera persona sorda y ciega que obtuvo un título universitario. Durante toda su vida tuvo que luchar contra una sociedad diseñada para “videntes” y “oyentes”. Disidente anticapitalista en un contexto anticomunista, redescubrirla es romper el silencio que se cierne sobre las mujeres rebeldes.
En los últimos años, la compañía Chévere (Premio Nacional de Teatro 2014) ha realizado una serie de trabajos que exploran las posibilidades del teatro documento y la memoria colectiva como desencadenantes de una ficción teatral.
Idioma: lengua de signos española (LSE) y castellano.